Revista Educare, Número 4, Noviembre del 2008
Las circunstancias económicas, sociales y culturales en que se desarrolla la labor docente en el siglo XXI son muy diferentes a las de hace pocas décadas. Actualmente se ha venido dando empuje a los procesos de actualización, capacitación y superación profesional a través de cursos, programas y estudios de postgrado en línea.
Anteriormente quienes pensaban en una oferta educativa estaban condicionados a factores familiares y económicos que de alguna manera representaban un freno para acceder a programas educativos posteriores a la formación básica como docentes. Se requería, en la mayoría de los casos, de una buena organización para dejar a los hijos en un lugar seguro mientras los padres estudiaban, para trasladarse a los lugares donde estaba la oferta o simplemente para invertir una cantidad de tiempo que antes no estaba destinada para esas actividades.
Hoy en día las circunstancias han cambiado y, gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se ha abierto un abanico de posibilidades para realizar estudios a distancia en instituciones públicas y privadas de todo tipo.
El propio Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional de Maestros en Servicio (SFCSP) ofrece, a través de la página electrónica del PRONAP, una serie de cursos y talleres en línea que se desarrollan en la comodidad del hogar. El participante únicamente tiene que sentarse frente a una computadora con acceso a Internet e ingresar a una plataforma electrónica en la que recibe la información paso a paso del proceso a seguir. Envía y recibe correos electrónicos con la información necesaria para cursar y acreditar dichos programas, teniendo la oportunidad de interactuar con el asesor en un ambiente de cordialidad y confianza que suele dar el contacto directo; idea muy contraria a la que muchos tenemos al pensar que estando frente a una computadora se deterioran las relaciones humanas.
Los participantes de un programa en línea tienen la oportunidad de ingresar a foros de discusión en los que participan docentes de distintos rincones del país con experiencias y formas de entender la educación muy variadas, que al final redundan en un enriquecimiento mutuo.
Cada día aumenta el número de maestros que se animan a romper sus paradigmas y se deciden a incorporarse al mundo de la tecnología. Nada menos dentro de las competencias docentes del siglo XXI se incluye como parte del perfil docente que tenga un manejo adecuado de las tecnologías básicas de la información y la comunicación, su uso en los proceso educativos y de gestión institucional.
En lo personal la incorporación al mundo digital ha sido una oportunidad única de superación. Durante el ciclo escolar pasado tuve la inquietud de participar en el programa “Formando Formadores” que promociona el Centro de Maestros y que consiste en una serie de diplomados y cursos en línea que ofrecen conjuntamente Gobierno del Estado de Chihuahua y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Esta modalidad de estudio a distancia resultó algo nuevo para mi y accedí a participar gracias a la invitación de un compañero maestro, quien me explicó que una de las ventajas de este curso era que ofrecían un beca para realizar un curso de verano en España.
Decidí participar, pero para mí la idea de que un maestro de grupo “común y corriente” fuera a estudiar a Europa era algo remoto. Imaginaba que esas oportunidades eran para investigadores y eruditos de los que planean y llevan a la práctica programas educativos a nivel nacional; sin embargo estuve realizando todas las actividades del diplomado con el mayor esmero y procurando siempre concluir el curso de la mejor manera para que pudiera aportarme elementos significativos que me ayudaran a realizar mejor el trabajo cotidiano en el grupo. Plasmé algunas de mis experiencias durante el trabajo con el Proyecto Escolar que desarrollamos en al Escuela Primaria Federal “Dr. Pablo Gómez Ramírez” y otras actividades desarrolladas a título personal.
Para mi sorpresa, llegó el mes de junio y recibí una llamada de Monterrey, NL, en la que me pedían revisar mi dirección de correo electrónico porque había sido seleccionado para ir a España al mes siguiente. Al principio tomé el aviso con ciertas reservas y realicé todos los pasos que me indicaban (Solo porque en ninguno me pedían números de tarjeta de crédito o de fichas de celular), pero una vez que estaba arriba de un avión con destino al aeropuerto de Barajas, en Madrid, creí todo lo que estaba viviendo.
La experiencia de entrar en contacto con un país tan parecido y tal distinto al nuestro fue muy enriquecedora en el ámbito personal y profesional. Hubo la oportunidad de hacer muchas comparaciones (por odiosas que parezcan) para reconocernos en un plano global y establecer las aspiraciones que pretendemos alcanzar.
Uno de los retos que tenemos los docentes es aprender a valorar lo nuestro, sacarle provecho a las cosas que ya existen y no estar esperanzados a las grandes reformas o a los “falsos profetas” que vendrán a resolvernos todo como por arte de magia. Creo que si asumimos los retos de manera comprometida en el ámbito que nos corresponde podemos aspirar a un mejor mañana que nos lleve a vivir en el país que todos queremos tener.
POR: PROFR. JESÚS ADOLFO TRUJILLO HOLGUÍN
Las circunstancias económicas, sociales y culturales en que se desarrolla la labor docente en el siglo XXI son muy diferentes a las de hace pocas décadas. Actualmente se ha venido dando empuje a los procesos de actualización, capacitación y superación profesional a través de cursos, programas y estudios de postgrado en línea.
Anteriormente quienes pensaban en una oferta educativa estaban condicionados a factores familiares y económicos que de alguna manera representaban un freno para acceder a programas educativos posteriores a la formación básica como docentes. Se requería, en la mayoría de los casos, de una buena organización para dejar a los hijos en un lugar seguro mientras los padres estudiaban, para trasladarse a los lugares donde estaba la oferta o simplemente para invertir una cantidad de tiempo que antes no estaba destinada para esas actividades.
Hoy en día las circunstancias han cambiado y, gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), se ha abierto un abanico de posibilidades para realizar estudios a distancia en instituciones públicas y privadas de todo tipo.
El propio Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional de Maestros en Servicio (SFCSP) ofrece, a través de la página electrónica del PRONAP, una serie de cursos y talleres en línea que se desarrollan en la comodidad del hogar. El participante únicamente tiene que sentarse frente a una computadora con acceso a Internet e ingresar a una plataforma electrónica en la que recibe la información paso a paso del proceso a seguir. Envía y recibe correos electrónicos con la información necesaria para cursar y acreditar dichos programas, teniendo la oportunidad de interactuar con el asesor en un ambiente de cordialidad y confianza que suele dar el contacto directo; idea muy contraria a la que muchos tenemos al pensar que estando frente a una computadora se deterioran las relaciones humanas.
Los participantes de un programa en línea tienen la oportunidad de ingresar a foros de discusión en los que participan docentes de distintos rincones del país con experiencias y formas de entender la educación muy variadas, que al final redundan en un enriquecimiento mutuo.
Cada día aumenta el número de maestros que se animan a romper sus paradigmas y se deciden a incorporarse al mundo de la tecnología. Nada menos dentro de las competencias docentes del siglo XXI se incluye como parte del perfil docente que tenga un manejo adecuado de las tecnologías básicas de la información y la comunicación, su uso en los proceso educativos y de gestión institucional.
En lo personal la incorporación al mundo digital ha sido una oportunidad única de superación. Durante el ciclo escolar pasado tuve la inquietud de participar en el programa “Formando Formadores” que promociona el Centro de Maestros y que consiste en una serie de diplomados y cursos en línea que ofrecen conjuntamente Gobierno del Estado de Chihuahua y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Esta modalidad de estudio a distancia resultó algo nuevo para mi y accedí a participar gracias a la invitación de un compañero maestro, quien me explicó que una de las ventajas de este curso era que ofrecían un beca para realizar un curso de verano en España.
Decidí participar, pero para mí la idea de que un maestro de grupo “común y corriente” fuera a estudiar a Europa era algo remoto. Imaginaba que esas oportunidades eran para investigadores y eruditos de los que planean y llevan a la práctica programas educativos a nivel nacional; sin embargo estuve realizando todas las actividades del diplomado con el mayor esmero y procurando siempre concluir el curso de la mejor manera para que pudiera aportarme elementos significativos que me ayudaran a realizar mejor el trabajo cotidiano en el grupo. Plasmé algunas de mis experiencias durante el trabajo con el Proyecto Escolar que desarrollamos en al Escuela Primaria Federal “Dr. Pablo Gómez Ramírez” y otras actividades desarrolladas a título personal.
Para mi sorpresa, llegó el mes de junio y recibí una llamada de Monterrey, NL, en la que me pedían revisar mi dirección de correo electrónico porque había sido seleccionado para ir a España al mes siguiente. Al principio tomé el aviso con ciertas reservas y realicé todos los pasos que me indicaban (Solo porque en ninguno me pedían números de tarjeta de crédito o de fichas de celular), pero una vez que estaba arriba de un avión con destino al aeropuerto de Barajas, en Madrid, creí todo lo que estaba viviendo.
La experiencia de entrar en contacto con un país tan parecido y tal distinto al nuestro fue muy enriquecedora en el ámbito personal y profesional. Hubo la oportunidad de hacer muchas comparaciones (por odiosas que parezcan) para reconocernos en un plano global y establecer las aspiraciones que pretendemos alcanzar.
Uno de los retos que tenemos los docentes es aprender a valorar lo nuestro, sacarle provecho a las cosas que ya existen y no estar esperanzados a las grandes reformas o a los “falsos profetas” que vendrán a resolvernos todo como por arte de magia. Creo que si asumimos los retos de manera comprometida en el ámbito que nos corresponde podemos aspirar a un mejor mañana que nos lleve a vivir en el país que todos queremos tener.