lunes, 4 de agosto de 2008

¿What Profe?


POR: Profr. Jesús Adolfo Trujillo Holguín
El Heraldo de Chihuahua

Recientemente llegaron a las escuelas primarias los libros de texto para el alumno de la asignatura de inglés para quinto y sexto grado, con la intención de que se imparta como una materia más del Plan de Estudios, lo cual significa un paso importantísimo en la mejora por la calidad educativa.

Lo que todos imaginábamos es que llegaría como un programa en el que se asignaría un maestros especializado en lengua inglesa, quien impartiría una o dos horas de clase a la semana sin que los padres de familia le pagaran el sueldo con las aportaciones anuales que realizan; tal y como sucede en las escuelas que aplican este programa desde hace algunos años donde pagan una cuota adicional para este fin que va desde los 350 pesos en adelante al año.

La sorpresa es que sucedió todo lo contrario. Lanzaron el programa, llegaron los libros y los maestros de grupo ni siquiera sabían que ellos son quienes lo van a impartir. Para variar, la Secretaría de Educación Pública sacó el eslogan “El maestro aprende junto con el alumno” lo cual indica que no se hará responsable de la capacitación que por ley está obligada a dar. Los alumnos estarán por ello en una clase donde no habrá posibilidades de una retroalimentación.

A quienes trabajamos en educación no nos resulta extraño que todas las responsabilidades y culpas caigan sobre el maestro. Se nos asignan cientos de funciones porque somos los peones de la educación y hacerlo de otra manera significaría gastos.

Año con año los maestros tienen que llenar cientos de formatos administrativos, conmemorar fechas cívicas, realizar colectas para la cruz roja o para damnificados, hacer reuniones de consejo técnico en forma periódica, participar en la semana nacional de evaluación, realizar el proyecto escolar, organizar kermés para obtener fondos, desarrollar campañas de salud, hacer rifitas para comprar el gas, asistir a las olimpiadas del conocimiento y concursos académicos, entre otras muchas actividades que nos obligan a restar tiempo en el trabajo efectivo con los niños.

Después la misma SEP viene a desacreditar el trabajo de los maestros informándole a la sociedad de los bajos resultados que los niños obtienen en las pruebas estandarizadas como ENLACE diciendo que toda la culpa es de los malos maestros; pero sin ver que las mismas autoridades educativas son quienes no nos dejan hacer nuestra función en forma adecuada por meternos en campos que no nos corresponden.

Un programa tan ambicioso requiere de una planeación y una sistematización que lo lleve a tener éxito, pues no es un secreto que el inglés en todos los niveles educativos (desde secundaria hasta la educación media superior) es un fracaso. Quienes hemos pasado por estos niveles educativos únicamente aprendemos vocabulario en un sistema que pretende enseñar a escribir y después a hablar, contrario a la propia manera natural en que aprendemos la lengua materna.
Ojala y el programa de ingles no sea uno más de los programas sexenales que fracasan y ojala y no se venga luego a responsabilizar a los docentes de ello.

Si queremos augurar un buen futuro para el Programa de Inglés se deberán contratar maestros especializados en la materia o mínimamente ofrecer becas a los docentes interesados en enseñarlo mediante convenios con instituciones dedicadas a la enseñanza de dicha lengua como es la Facultad de Filosofía y Letras de la UACh y no con los cursos Express que se acostumbran.

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